Se ha hablado mucho sobre la realidad de la mujer dentro del ejército. Cuando deje de ser noticia que una mujer ha conseguido llegar a tal cargo, o se dejen de destacar los éxitos de una militar por encima de los de cualquiera de sus compañeros; se podrá hablar realmente de que no hay diferencias entre militares de diferente sexo.
El ejército un mundo que tradicionalmente ha estado destinado y controlado por hombres; un conjunto de normas rígidas y estructuras inamovibles en el que tímidamente se introdujo la figura de la mujer. Algunos dicen que las mujeres están igual de integradas en el mundo militar que los hombres. Otros por el contrario aseguran que las posibilidades que tiene una mujer en el ejército son mucho inferiores a la de un hombre. Lo importante, lo que hay que tener en cuenta, es que para poder analizar un hecho y conseguir conclusiones verídicas, hay que recoger y analizar multitud de información y hay que intentar ser lo más objetivo posible (como defienden los periodistas: la objetividad no existe, pero hay que tender hacia ella).
Es un hecho. Hace no muchos años ninguna mujer se cuestionaba convertirse en militar, el peso de una sociedad machista y la educación diferente para los niños y las niñas reducía inmensamente la libertad de que alguna joven soñara con defender a su país; a diferencia de lo que sí podía desear su hermano o su primo. Me atrevería a decir más, a las pocas que por un momento se las pasara por la cabeza el hecho de poder ser militar, no se atreverían a compartirlo con nadie salvo con sus amigas más íntimas; y aquellas que en un acto de valentía lo verbalizaran en contextos tales como la familia o la escuela serían reprimidas y descalificadas de forma tan tajante que perderían toda la ilusión que habían tenido. Estas realidades que son innegables afectan mucho más al conjunto de la sociedad de lo que en un principio se puede creer.
Con el paso de los años sin duda hay que afirmar que el hecho antes explicado ha cambiado; no ha ocurrido de la noche a la mañana ni muchísimo menos, ha sido un camino largo que tuvieron que andar unas pocas para que luego lo pudieran transitar todas.
En la actualidad, hay un porcentaje inferior de mujeres que de hombre en el ejército. No hay nada de malo en ello, siempre y cuando las mujeres que quieran ser militares tengan las mismas posibilidades, sobre todo culturales, que cualquier hombre. Es normal si nos fiamos de la estadística que haya menos mujeres en cargos altos, en misiones de paz…
¿Cuántos enfermeros cree que trabajan en su hospital? Las diferencias de sexo en los distintos trabajos todavía son evidentes. Lo importante es darse cuenta de que ahora la chica que quiera ser militar, al igual que el chico que quiera ser enfermero, podrá llegar a serlo.
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