El militarismo en España, sin duda un tema complejo. La idea que la población en general tiene sobre los militares es diferente según el contexto en que se relacione con ellos. “Pues los militares son muy agradables, tengo un sobrino al que le va fenomenal”, “¿Militares? Ni los nombres, tengo dos en el piso de abajo y están toda la noche metiendo ruido.” Estas podrían ser las respuestas que conseguiríamos al preguntar por la calle la opinión sobre los militares. Cuando nombras la base del Cid Campeador, casi nadie sabe donde está; si precisas un poco más e indicas que está en Castrillo del Val es probable que como respuesta consigas un: “¿Eso está yendo hacia Belorado no?
En Burgos aún hoy hay restos del gran poder militar que tuvo la ciudad durante la Guerra Civil; es por ello que salvo algunos muy conocedores del tema o próximos a él, vean como negativo el ejército. Y eso sin contar a la población que ni sabe lo que ocurre con los militares de su cuidad ni le interesa. Es necesario que los ciudadanos nos impliquemos mucho más en el trabajo que realizan las Fuerzas Armadas en nuestro país y mucho más en nuestro entorno. Es normal que no tengamos una idea clara sobre los militares y mucho menos podemos cuestionarnos de manera eficaz el trabajo que realizan, ¿cómo podemos saber si estamos de acuerdo con algo de lo que no sabemos nada? Para poder criticar de manera constructiva un hecho hay que conocerlo bien, no sirve de nada charlotear en el ascensor o con los compañeros sobre temas que no conocemos. Pero casi todos lo hacemos, sirve para reforzar más los estereotipos, casi siempre negativos, que tenemos sobre diversos colectivo.
Es cierto que las Fuerzas Armadas tienen una forma de darse a conocer muy limitada, al fin y al cabo son los responsables de la seguridad nacional; pero aún cuando tienen cosas que celebrar lo hacen de manera que solo sean partícipes los propios militares. ¿Acaso no pagamos impuestos para su sueldo todos los contribuyentes? Aunque sean actos públicos y en el centro de la cuidad, nadie salvo los más cercanos y las personas que deban saberlo por motivos de trabajo saben nada hasta que de repente ves militares desfilando por ahí.
No propongo que una base militar se convierta en lugar de interés para los turistas. Pero considero que al igual que los niños en la escuela visitan al cuerpo de bomberos o aprenden a circular correctamente con la policía local, deberían tener la posibilidad de visitar alguna base militar más aún cuando ahora se ha perdido casi por completo la orientación bélica del ejército. De esta manera se evitarían situaciones embarazosas en los autobuses cuando sube un militar uniformado y todos los niños, y los no tan niños, se quedan perplejos mirándolo. Nadie se asombra cuando ve a un ejecutivo trajeado y seguramente tampoco nadie se escandalice delante de un trabajador con un buzo, por muy manchado que esté. La mayoría nunca han visto a un militar sentado junto a ellos en el autobús.
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