jueves, 27 de mayo de 2010

5.- Tira cómica:


4.- Artículo: Mi profesión… ¡la que yo elija!

Se ha hablado mucho sobre la realidad de la mujer dentro del ejército. Cuando deje de ser noticia que una mujer ha conseguido llegar a tal cargo, o se dejen de destacar los éxitos de una militar por encima de los de cualquiera de sus compañeros; se podrá hablar realmente de que no hay diferencias entre militares de diferente sexo.

El ejército un mundo que tradicionalmente ha estado destinado y controlado por hombres; un conjunto de normas rígidas y estructuras inamovibles en el que tímidamente se introdujo la figura de la mujer. Algunos dicen que las mujeres están igual de integradas en el mundo militar que los hombres. Otros por el contrario aseguran que las posibilidades que tiene una mujer en el ejército son mucho inferiores a la de un hombre. Lo importante, lo que hay que tener en cuenta, es que para poder analizar un hecho y conseguir conclusiones verídicas, hay que recoger y analizar multitud de información y hay que intentar ser lo más objetivo posible (como defienden los periodistas: la objetividad no existe, pero hay que tender hacia ella).

Es un hecho. Hace no muchos años ninguna mujer se cuestionaba convertirse en militar, el peso de una sociedad machista y la educación diferente para los niños y las niñas reducía inmensamente la libertad de que alguna joven soñara con defender a su país; a diferencia de lo que sí podía desear su hermano o su primo. Me atrevería a decir más, a las pocas que por un momento se las pasara por la cabeza el hecho de poder ser militar, no se atreverían a compartirlo con nadie salvo con sus amigas más íntimas; y aquellas que en un acto de valentía lo verbalizaran en contextos tales como la familia o la escuela serían reprimidas y descalificadas de forma tan tajante que perderían toda la ilusión que habían tenido. Estas realidades que son innegables afectan mucho más al conjunto de la sociedad de lo que en un principio se puede creer.

Con el paso de los años sin duda hay que afirmar que el hecho antes explicado ha cambiado; no ha ocurrido de la noche a la mañana ni muchísimo menos, ha sido un camino largo que tuvieron que andar unas pocas para que luego lo pudieran transitar todas.

En la actualidad, hay un porcentaje inferior de mujeres que de hombre en el ejército. No hay nada de malo en ello, siempre y cuando las mujeres que quieran ser militares tengan las mismas posibilidades, sobre todo culturales, que cualquier hombre. Es normal si nos fiamos de la estadística que haya menos mujeres en cargos altos, en misiones de paz…

¿Cuántos enfermeros cree que trabajan en su hospital? Las diferencias de sexo en los distintos trabajos todavía son evidentes. Lo importante es darse cuenta de que ahora la chica que quiera ser militar, al igual que el chico que quiera ser enfermero, podrá llegar a serlo.

3.- Editorial: ¡Mira! Un militar en el autobús

El militarismo en España, sin duda un tema complejo. La idea que la población en general tiene sobre los militares es diferente según el contexto en que se relacione con ellos. “Pues los militares son muy agradables, tengo un sobrino al que le va fenomenal”, “¿Militares? Ni los nombres, tengo dos en el piso de abajo y están toda la noche metiendo ruido.” Estas podrían ser las respuestas que conseguiríamos al preguntar por la calle la opinión sobre los militares. Cuando nombras la base del Cid Campeador, casi nadie sabe donde está; si precisas un poco más e indicas que está en Castrillo del Val es probable que como respuesta consigas un: “¿Eso está yendo hacia Belorado no?

En Burgos aún hoy hay restos del gran poder militar que tuvo la ciudad durante la Guerra Civil; es por ello que salvo algunos muy conocedores del tema o próximos a él, vean como negativo el ejército. Y eso sin contar a la población que ni sabe lo que ocurre con los militares de su cuidad ni le interesa. Es necesario que los ciudadanos nos impliquemos mucho más en el trabajo que realizan las Fuerzas Armadas en nuestro país y mucho más en nuestro entorno. Es normal que no tengamos una idea clara sobre los militares y mucho menos podemos cuestionarnos de manera eficaz el trabajo que realizan, ¿cómo podemos saber si estamos de acuerdo con algo de lo que no sabemos nada? Para poder criticar de manera constructiva un hecho hay que conocerlo bien, no sirve de nada charlotear en el ascensor o con los compañeros sobre temas que no conocemos. Pero casi todos lo hacemos, sirve para reforzar más los estereotipos, casi siempre negativos, que tenemos sobre diversos colectivo.

Es cierto que las Fuerzas Armadas tienen una forma de darse a conocer muy limitada, al fin y al cabo son los responsables de la seguridad nacional; pero aún cuando tienen cosas que celebrar lo hacen de manera que solo sean partícipes los propios militares. ¿Acaso no pagamos impuestos para su sueldo todos los contribuyentes? Aunque sean actos públicos y en el centro de la cuidad, nadie salvo los más cercanos y las personas que deban saberlo por motivos de trabajo saben nada hasta que de repente ves militares desfilando por ahí.

No propongo que una base militar se convierta en lugar de interés para los turistas. Pero considero que al igual que los niños en la escuela visitan al cuerpo de bomberos o aprenden a circular correctamente con la policía local, deberían tener la posibilidad de visitar alguna base militar más aún cuando ahora se ha perdido casi por completo la orientación bélica del ejército. De esta manera se evitarían situaciones embarazosas en los autobuses cuando sube un militar uniformado y todos los niños, y los no tan niños, se quedan perplejos mirándolo. Nadie se asombra cuando ve a un ejecutivo trajeado y seguramente tampoco nadie se escandalice delante de un trabajador con un buzo, por muy manchado que esté. La mayoría nunca han visto a un militar sentado junto a ellos en el autobús.

2.- Entrevista: “Elegí artillería porque era lo único que conocía”

El soldado Montero no tenía vocación de militar, pero ya lleva cinco años en la base Cid Campeador y está muy contento con su trabajo. En apenas dos semanas será ascendido a cabo y no duda mucho al afirmar que seguirá por muchos años.

¿Por qué decidiste ser militar?

Fui por probar dos años y después me gustó y decidí quedarme. Siempre me han ido bien las cosas, me han dado la oportunidad de sacarme los carnets…se han portado muy bien conmigo.

¿Desde cuándo lo eres?

En septiembre de 2005 empecé la instrucción en Segovia.

¿Sabías que ibas a ser militar?

No, yo no sabía lo que quería ser.

¿En que consiste la instrucción?

Consiste en aprender y hacer un poco las cosas básicas de militar: aprender a desfilar, aprender el orden de combate, cosas así un poco en líneas generales para defenderte. A los dos meses juras bandera y el tercer mes ya son más teorías de la unidad a la que vas a ir, del arma que vas a coger…Yo cogí artillería, en ese mes me decían la pieza que iba a llevar y lo que iba a hacer de artillería.

¿Por qué elegiste artillería?

Porque es lo único que conocía, de lo que me habían hablado, mi padre fue artillero y mi abuelo también. No conocía otra cosa. No me habían hablado de otra cosa y de eso me habían hablado bien.

¿Por qué elegiste ese destino?

Pues a mi me habían dicho de ir a Ibeas que también se estaba bien, que era pequeño. Lo que pasa es que en Ibeas hay muy poca gente, se hacen muchas guardias, también se hacen menos maniobras…Yo en un principio quería ir a un sitio que se fuera de maniobras, que se estuviera con más gente, un poco sacrificado. Y porque estaba al lado de casa también.

¿Vives en el cuartel o vives fuera de él, en tu casa?

Yo viví en el cuartel un tiempo hasta que me saqué el carnet, por no hacer a mi padre ir todos los días a llevarme y a traerme. Y en cuanto me saqué el carnet pues ya me fui para mi casa y ahí he vivido hasta ahora.

¿Qué dirías que es positivo de vivir en el cuartel y que consideras negativo?

¿Positivo?.. Pocas cosas, que te levantas poco antes de ir a trabajar y nada más. Negativo, pues que cada poco tienes que tener tu habitación limpia, pero muy limpia, cada poco hay revistas, cada poco hay historias se meten con todo de allí, y si algún día por ejemplo llegas tarde porque te despiertas un poco más tarde o lo que sea, y no has hecho la cama, como ese día haya revista pues te arrestarán. Y ahora mismo están arrestando por esas cosas a si que…

¿Consideras que es más duro vivir allí, por lo estrictos que son, que simplemente trabajar?

Son más estrictos con el tema de las habitaciones porque en el trabajo tu con la gente con la que convives todos los días ya hay un cierto trato; y los que hacen las revistas pues no te conocen de nada y seas bueno seas malo, trabajes o no trabajes, les va a dar igual porque ellos no lo saben.

¿Cuál es tu horario de una jornada de trabajo?

El horario de un día normal sería de lunes a jueves de ocho a cuatro de la tarde, y el viernes de ocho a una de la tarde. El día que tenemos guardia, entramos a las nueve de guardia y salimos al día siguiente a las nueve.

¿Cuáles serían tus funciones en la base militar un día normal de trabajo?

Un día normal… voy, formo a primera hora. Nos ponemos todos allí y llevan un control, es como si pasaran lista. Después depende del día, pero normalmente vamos a correr, a hacer gimnasia, durante tres cuartos de hora de media o por ahí. Después de hacer gimnasia tenemos media hora de duchas y otra media de descanso para comer algo. Nosotros tenemos unas piezas, que para que me entiendas son unos tanques y tenemos que pasarles revisión diariamente, hay una serie de niveles que hay que pasarles revisión, somos los responsables de que estén operativos. Después lo que nos manden.

¿No solo tenéis que saber manejarlos sino también si tienen algún fallo mecánico saber arreglarlos?

Si, hay fallos mecánicos que los sabemos arreglar nosotros y hay fallos mecánicos que no podemos arreglar nosotros; los llevamos a un lugar que es como un taller, allí nos arreglan todo lo que sea, allí tienen repuestos de todo.

¿La formación que tenéis para saber si está estropeado o no, la recibís en Segovia o ya cuando estáis en Castrillo?

Eso se aprende en el día a día. Otra persona que lleva más tiempo que yo, que lo sepa me lo enseña, yo en ese momento lo aprendo.

¿Cuál crees que son las diferencias más importantes entre el ejército profesional y lo que era antes la mili?

Pues que ahora somos profesionales y que el trato no es el mismo. Hay rangos porque tiene que haber diferencia entre jefes pero el trato en muy bueno.

¿Hubieras sido militar aunque no hubiera sido en el ejército profesional?

Pues… posiblemente si.

¿Cómo es la relación con los compañeros y con los superiores?

La relación siempre es buena con los compañeros porque tenemos que convivir mucho. Hay momentos en los que igual pasamos quince días veinticuatro horas juntos y es muy buena. Antes era mucho mejor porque había menos gente y éramos como una familia y ahora que hay más gente pues hay más grupillos. Con los superiores depende. El sargento por ejemplo lleva a cargo un pelotón y dentro de éste es como un compañero más, simplemente hay que tratarlo con educación, con respeto pero es como uno más. Cuanto más vas subiendo hay menos relación.

¿Cuál crees que son las condiciones para una mujer militar?

Yo creo que las ayudan más. Por ejemplo en las pruebas físicas yo tengo que sacar un mínimo y para ellas las pruebas físicas son diferentes. Yo cobro el mismo sueldo que una chica. Ella haciendo la mitad de esfuerzo que hago yo va a conseguir lo mismo. Aparte de eso se las manda lo mismo, hay cosas que pueden hacer y otras que no, en artillería se las mete en otro puesto y ya está. Yo las que conozco, la mayoría, intentan hacer lo máximo posible.

¿Y para un extranjero?

Yo tengo compañeros de otros países y son exactamente igual que la gente de aquí, trabajan igual, se les pide lo mismo y con ellos muy bien, igual que con cualquier otra persona.

1.-Reportaje: Antes: Todo por la Patria. Ahora también: Todo por la Paz

En la puerta de todos los cuarteles militares españoles se puede leer: “Todo por la patria”, es una máxima de cualquier ejército nacional. Ahora, en la mayoría de ellos, también se podría escribir: “Todo por la paz”. Sin duda las operaciones que hacen los militares españoles para conseguir la paz en otros países son tan importantes, e incluso más, que las actividades que realizan para prepararse para un futuro -y nunca deseado- conflicto bélico.

Han sido numerosos los destinos que los militares españoles han conocido. Si nos fijamos también en lo negativo de las operaciones de mantenimiento de la paz, han sido demasiados los voluntarios que han perdido la vida en alguno de estos destinos. “En determinadas operaciones de pacificación es necesaria la intervención militar, porque a veces solo con el uso de la fuerza se puede conseguir la paz”, son palabras de Boutros Ghali, uno de los secretarios de las Naciones Unidas. Con esta cita se puede resumir de manera breve el pensamiento que hay detrás de las denominadas, de manera general, misiones de paz. Este es el pensamiento por el cual la Organización de las Naciones Unidad impulsó este tipo de actividades internacionales.

Alrededor de las misiones de paz, ha existido siempre un debate difícil de resolver. Incluso dentro del propio ejército hay opiniones muy contrastadas. Es importante tener en cuenta las diferencias evidentes que hay entre la formación que antes recibían los soldados y la que reciben ahora los militares que forman parte de las fuerzas armadas profesionales. En la actualidad, la formación que los militares reciben es mucho más amplia y específica que la que recibían antes. Además, ahora también, tienen un periodo de formación teórica y práctica sobre los destinos a los que van a ir de misión. Pero dejando a un lado este hecho, que sin duda en significativo para comparar las diferentes opiniones, cada militar puede hacer reflexiones diversas e incluso opuestas. Algunos contestan con una pregunta, cuando se les pide que den su valoración personal de las misiones de paz: “¿Porqué tenemos que ser los militares quienes llevemos la paz, si nos han enseñado a hacer la guerra”. Pero también hay afirmaciones en las que se defiende que en los sitios en los que se necesitan las misiones de paz, sino fuera por los militares habría guerra: “al ir militares, somos nosotros quienes ayudamos y evitamos que se produzca cualquier problema. Aparte si hubiera cualquier altercado sabrían como resolverlo”. Las primeras declaraciones son de un militar que fue formado en el ejército antes de la reforma, y como muy bien explica, él considera que a los militares se les entrena para hacer la guerra. La segunda cita es de un soldado joven y que pertenece al ejército profesional, donde considera que no solo les enseñan a saber solucionar conflictos armados sino también a ayudar a los demás.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) se creó en la ciudad de San Francisco el día 26 de junio de 1945. Se fundó poco después de que terminara la Segunda Guerra Mundial. Esta organización y todos los países que la conformaban tenían muchos problemas que solucionar dado el estado en que se encontraba la mayor parte del mundo, principalmente Europa, tras la peor guerra conocida hasta el momento. Una de las cuestiones que querían solucionar hacía referencia a la paz internacional, la plasmaron por escrito de la siguiente manera: “mantener la paz y la seguridad internacionales”. Esta fue la primera idea sobre lo que hoy se conoce como los cascos y boinas azules, las denominadas de manera formal: Fuerzas de pacificación o de mantenimiento de la paz.

La creación de la ONU y también su puesta en funcionamiento fueron lentas pero con paso firme. La primera operación de mantenimiento de la paz se realizó en el año 1948 y acuñó un concepto que sin duda, con el paso de los años ganaría una gran fuerza simbólica y también real. El término bajo el que describió esta primera operación fue el de la “no violencia”. Es en este momento cuando se comienza a diseñar una nueva y diferente misión para el ejército. Los militares dejan de ser considerados como instrumentos de guerra y comienzan a ser vistos como productores de la paz. Sin duda este cambio fue progresivo y difícil. Con una guerra mundial tan próxima en el tiempo y tan viva aún en el recuerdo de la población civil, los ciudadanos no estaban interesados en nada que tuviera relación con el militarismo, aunque en ese momento (como ocurre también en la actualidad) los militares estuvieran formados para garantizar la paz y no para hacer la guerra.

Es importante tener en cuenta que durante esta etapa de la historia estaban ocurriendo graves conflictos. Por un lado, es inevitable hacer referencia a las crecientes tensiones propias de la Guerra Fría, que enfrentó indirectamente a las dos grandes potencias mundiales del momento, a EEUU (capitalista) y a la URSS (comunista). Por otro lado, no hay que olvidar que como consecuencia, en parte, de la Segunda Guerra Mundial, se empezó el proceso de descolonización, que en la mayoría de los casos se realizó a través de graves guerras civiles en los países que querían independizarse de los colonos europeos.

Un año significativo es 1988, las fuerzas de pacificación consiguieron un gran impulso porque habían conseguido importantes éxitos que reforzaban la idea de que la ONU estaba realizando una función necesaria. Fue ese mismo año, cuando las operaciones de mantenimiento de la paz recibieron el Premio Nobel de la Paz. En el acto de entrega del premio, Egil Aarvik, presidente del comité noruego del Nobel resumió de manera muy emotiva las razones por las cuales habían decidido conceder el premio a estas operaciones -se refiere a los militares que habían fallecido en momentos cercanos a la entrega del premio en una misión de observación “procedían de diferentes naciones y contaban con diferentes pasados y culturas pero estaban unidos por una sola aspiración: estar dispuestos a entregar su juventud y su energía en favor de la paz. Ellos se presentaron voluntarios para una misión sabedores del riesgo que corrían, y al final tuvieron que entregar el precio más alto que un ser humano puede pagar.” Con esta afirmación se muestra en parte la conciencia civil que se estaba comenzando a desarrollar sobre este tema y también resume de manera muy sencilla el espíritu de todos los militares que participan en una operación de mantenimiento de la paz, ya que lo hacen aún sabiendo que está en peligro su propia vida.

En el caso de España, debido a las circunstancias propias de la dictadura militar por la que estaba gobernado el estado, la historia de las misiones de paz comienza algunos años después. La primera operación de mantenimiento de la paz se realizó bastante más tarde, en comparación con otros países. Fue en 1989 cuando el ejército español participó por primera vez en una misión de paz. Se hizo en territorio angoleño. Supuso un gran comienzo para el ejército español en lo relacionado a las operaciones de este tipo. Se consideró muy exitosa por todos y se comenzó a mirar de una manera diferente al, ya convertido a profesional, ejército español. Sin duda los comienzos en España, al igual que le ocurrió al resto de países que forman parte de la Organización de las Naciones Unidas, fueron duros pero con al paso del tiempo este tipo de prácticas han conseguido, en la mayoría de los casos, la aprobación sincera de la población civil del país.

Desde entonces los militares españoles han estado en lugares muy diferentes y realizando funciones de muy diverso carácter, para poder adecuarse bien a las necesidades concretas de cada país o lugar en el que estaban destinados. La mayoría de las misiones que ha realizado España se denominan de asistencia humanitaria y de observación. Algunos de estos países han sido: Albania (1999) donde los militares españoles asistían a los refugiados albano-kosovares; Mozambique (2000) para ayudar a reconstruir la normalidad perdida por las inundaciones sufridas en el país; Macedonia (2001) lugar en que observadores de las fuerzas armadas supervisaron la entrega de armas de la guerrilla; Haití e Indonesia (2004 y 2005) los voluntarios españoles en colaboración con militares de otro países ayudaron a reconstruir los países tras graves desastres naturales. En 2006, el ejército participó en las misiones, con el envío de cinco observadores, en Darfur (Sudán); en la República Democrática del Congo nuestro país envió militares para que supervisaran que las diversas elecciones del país: las legislativas y las presidenciales, se realizaran de manera pacífica.

Ahora los destinos son diferentes, pero nunca cambia el empeño de los militares que se ofrecen como voluntarios para esta tipo de misiones. “Yo fui voluntario a una misión porque quería ayudar a la gente de allí. Veía los problemas que tenían por televisión y al estar allí ayudándolos me di cuenta de que estaba haciendo algo muy provechoso. Nadie va de misión solo por el dinero, tienes que tener ganas de ayudarlos de verdad.” Algunos de los lugares donde se pueden encontrar militares españoles son: Afganistán, donde con medios pertenecientes a la armada, el ejército de tierra y el del aire ayudan a la operación denominada Libertad Duradera; Bosnia, donde cumple funciones como observadores; El Líbano y Chad, donde que con su presencia consiguen un ambiente generalizado de paz; Somalia, acompañan a los pesqueros para evitar la piratería…

No podemos olvidar que los destinos y funciones de las operaciones de mantenimiento de la paz son en definitiva decisiones políticas tomadas desde organismo internacionales. Esto en ocasiones, genera sentimientos contrapuestos entre los militares que regresan de sus misiones: “tienes ganas de venir, a ver a tu familia, a tus amigos, a estar relajado… pero sientes dejar allí a la gente. Que si que la has ayudado, pero que necesitan más ayuda. Pero bueno no puedes hacer nada."